La churrería, que por cierto se llama "Salamanca", como antes era la única que había en el barrio simplemente era la "churrería". |
Churros, lo mejor para prevenir la resaca. |
Durante mis años de adolescencia y Universidad yo fui uno de esos borrachines, protagonizando junto a mis amigos patéticas situaciones que han pasado a la memoria colectiva, y hoy recordamos con placer cuando nos juntamos de pascuas a ramos para cenar: "la vez que estabas tan borracho que te caíste del taburete y te hiciste una pitera" "la vez que a Pepe le cambiamos el vaso de chocolate por uno de coñac, pero como iba tan borracho ni se entero y siguió mojando los churros en él"...) Escenas que el antiguo churrero soportaba con una paciencia propia del Santo Job, mientras nos miraba me imagino que pensaba "pero si hace sólo unos años erais un críos que veníais a comprar los churros de la mano de vuestra madre". Por cierto, de cuando era un niño, siempre recuerdo ese churro que te daba de más o un vaso de chocolate mientras esperabas.
Y es que queridos adolescentes que comenzáis vuestra andadura por el maravilloso mundo del alcohol , después de una buena noche de "sople" no hay mejor que pasar por la churrería para prevenir la resaca y futuras cirrosis del hígado; el aceite de los churros hace de barrera natural en las paredes de intestinos y órganos impidiendo que el alcohol entre en ellos... En resumen: que los churros, al igual que los bocadillos de baicon queso del Leonardo, son los mejores amigos del borrachin de fin de semana, llegaréis a casa frescos como una lechuga y vuestros padres no se darán cuenta que habéis estado toda la noche "soplando".
Para las llegadas de empalme no habia nada como comerte un buen bocata de lomo o panceta en el "Bar el Tren" que abria a las 5 de la mañana.
ResponderEliminarBuffff Hablando de sitios míticos para terminar la fiesta en Garrido había muchos, pero la zona de la Estación era un autentica mina, comenzando por el Peñaranda (que ya mucha gente ha dicho en los comentarios) y terminando por el bar de la antigua estación, que no recuerdo haber entrado en sitio más deprimente en mi vida. Al bar el tren (si es el que está por la zona de la plaza Barcelona) también lo recuerdo, yo en mi caso por los bocatas de longaniza frita.
ResponderEliminarMuchas gracias por el blog, yo soy garrider de adopción (estudie COU y la carrera de medicina en Salamanca pero durante esos 7 años de facultad siempre viví en el Principado por la zona de la Avenida de París que cuando llegue era un barrizal y siempre me consideraré un súbdito del Principado) Gracias por recordarme aquellos años y el barrio a cuyos antros acudí bastante a tajarme (el creador, el acera, la bodega lastra, otra que había cerca del deposito de la chinchibarra el gemma , aunque recuerdo con especial cariño uno que se llamaba el "culto" (de esto te estoy hablando de casi hace 20 años, pase hace un par de años y había uno igual de cutre pero no con la misma gracia)
Muy pronto haremos un especial sobre "el culto", increíble rincón para el recuerdo.
EliminarEs verdad!!! Que buenos recuerdos de la etapa estudiantil... ja ja ... las mejores noches siempre acababan en el principado... Un saludo
ResponderEliminarBenditos tiempos, juventud más bien, en los que un bocata lleno de grasa o media docena de churros paliaban los efectos del alcohol y a las pocas horas te levantabas sin resaca; no ahora que las pocas borracheras que uno se pilla (lo mas triste que son con tres cervezas) sus resacas duran todo el fin de semana...
Eliminar¿Y nadie se acuerda de una hamburguesería que había en la Plaza Barcelona? El local, en la línea del Garrido de aquellos años, dudo que pasase una inspección de sanidad, pero las hamburguesas eran enormes y estaban riquísimas (me imagino que por la solera de la plancha que se limpiaba puntualmente todos los 30 de febrero :-) ) También, como has señalado en el especial gastronomía, tenían patatas fritas aceitosas.
ResponderEliminarQue buenos aquellos años en que una no se tenía que preocupar por la dieta y se podía meter 8000 calorías en una merienda...
Esa hamburguesería no la conocí, pero la técnica de ni limpiar la plancha o las sartenes y ni cambiar el aceite de la freidora en décadas era un truco muy extendido por los bares de Garrido, de ese modo los bocatas, pinchos... de cada bar tenían su sabor característico: los calamares del Rufino (90% rebozado de harina y un 10% calamar), las patatas del antiguo Gemma, las empanadillas de natillas del Estambul...
EliminarRecordad amigos que el día 29 se abrió en Los Cipreses un restaurante wok de cocina vanguardista. Una vez más, Garrido se adelanta a los tiempos. Gran barrio. Great people. Eternal Garrido.
ResponderEliminarPor supuesto, gran restaurante que llenará los estómagos de los garriders. El otro día fui y el mix del gran gusto oriental (esas sillas con dorados, la pecera, las luces de mil colores...) con el gusto del Principado (garriders en bermudas, con sus gafas bakalutis en la cabeza [salvo aquellos que llevaban la gorra], las zapatillas de muelles o la chanclas... Las chonis con sus chandals rosas de microfibra y sus coletas)era inigualable.
EliminarGarrido de ida y vuelta. Las primeras rondas cada uno en sus bares de cabecera, aluego pal centro y de subida a la sangre encebollá del Peñaranda, al bacalao del Diamante, las alitas recalentás del Valladolid o los churritos, sí señor. Garrido eterno. Pa Garrido he venido y de Garrido no he salido (coplilla que podía ser del Danny).
ResponderEliminarGracias por la mención cracks! Aquí seguimos luchando desde 1969, seguimos la misma familia y de Garrido pura cepa, trabajando y viviendo en Garrido. Nos ha hecho ilusión vernos aquí y nos hemos echado unas risas con el blog. Fan total.
ResponderEliminarUn abrazo garriders!
Muchas Gracias. Aunque uno pasa menos de lo que quisiese por la churrería, es un placer haber desayunado durante tantos y tantos fines de semana esos churros y porras tan ricas.
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